Tremendo amanecer (2008)
El minuto elocuente,
el día por venir,
la coma tras la frase
con el brazo no alcanzo
callada para siempre,
un ojo humedecido,
una gota que cae.
Y la espalda se aleja,
ni huella, ni aroma,
a alcanzar la memoria,
olvido paciente
para una larga espera.
……………………..
Tremendo amanecer,
pliegues de la noche,
rastros de un cuerpo horizontal
varado entre unas sábanas
que no abrazan los costados,
que acarician y entienden.
Discreta al menos
al recubrir tu espalda.
Hemos hurgado juntos
todos los pliegues de la piel
sin encontrar el nexo
del corazón acelerado.
No te daré más
de lo que ya te he dado,
no reconozco tu olor
y los paseos por tu piel
no me relajan,
cansan los miembros.
Has aparecido de noche
con un vestido de tela
que tapa la ceremonia
de la cita de la tela
con la noche vestida
para disimular.
Una copa de vino
y un carmín que se une
al de tu boca,
ambientación musical
detenida en las ventanas,
luz nocturna.
Nuez moscada, miradas
salteadas de voz baja,
y la estufa en la esquina
y tu sentada, y yo.
No se tiene hambre
cuando se desea.
La madera es una mesa
que ve pasar las cenas,
entretenidas piernas
que se buscan
bajo el mantel
que tapa la madera.
Platos dos, ocupados
en mantener el alimento,
con la casualidad
las bocas se entretienen
para dejar de hablar
o de comerse.
Relativo el acto
que se sucede sentado
y mantenido, elevado
y leve para no atragantarse
con los alimentos
de la noche
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